¡De la boca de los niños...
...fundaste
la fortaleza,
A causa de tus enemigos,
Para
hacer callar al enemigo y
al vengativo.
Salmo 8:2
Cuando Dios mira la tierra, llena de tanta maldad, su corazón se duele, se llena de tristeza...
pero en medio de tanta miseria, los niños, los bebitos, ¡Consuelan su corazón!
¡Ellos, son su herencia en la tierra!
La pureza
de su espíritu es preciada y valorada por
Dios...
...esa naturaleza tan especial de su ser, ¡Es sensible
a la grandeza del creador.
¡Y su clamor, su adoración, son el perfume más
excelso que el cielo puede recibir de todo ser terrenal!
Lo que expresan, los labios de los niños...
y de los que maman,
proceden de un corazón limpio, puro, santo,
y su oración, su alabanza, se convierte en una fortaleza, a tal punto que hace callar al enemigo y al
vengativo.
Porque el
arma "más poderosa", para que el enemigo y el vengativo estén lejos, y huyan, es una VIDA EN SANTIDAD
¡SON UNA FORTALEZA!
Si la iglesia, comprendiera esta verdad, invertiría tiempo y dedicación en apacentar a la más preciada grey que tiene frente a sus ojos, los niños y los bebitos.
Ellos, son la mejor tierra para sembrar la semilla de la Fe en Dios
Y esa semilla, crecerá y dará lindos frutos para alegrar el corazón de Dios
Cuidemos esa preciosa joya que Dios ha puesto en cada hogar, en cada iglesia, ¡Que ellos puedan crecer, sin perder ese espíritu sensible a Dios!
¡Que crezcan, en gracia, en sabiduría, para con Dios y con los hombres!
Queridos padres, enseñen la palabra de Dios a vuestros hijos,
es la mejor herencia que pueden darles, porque la Fe viene por el oír la palabra de Dios,
y este alimento por excelencia, debe ser dado con el mismo esmero y cuidado con el que alimentamos la salud del cuerpo
porque la palabra de Dios , va a alimentar la vida espiritual de tus hijos, "El espíritu es el que da vida.."
VIVIFICA LA VIDA
ESPIRITUAL DE TU HIJO Esa es la guianza de Dios para los padres:
“Y estas palabras que
yo te mando hoy, estarán sobre tu
corazón;
y diligentemente las enseñarás a tus hijos,
y
hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa
y cuando andes por el camino,
cuando te acuestes y cuando te levantes.” Deuteronomio 6:6,7