jueves, 23 de marzo de 2017

¡LA FE DE UN NIÑO!

Cierta vez un ministro de la palabra de Dios, vio un niño, rodeado de muchos adultos y queriendo dejar una huella profunda acerca de la FE pura de un niño  puesta como ejemplo por el maestro Jesús, para entrar en el Reino de los Cielos, hizo la siguiente prueba... 
Saco de su bolsillo un reloj de oro dijo a los presentes:
"El primero que coja este reloj de oro, 
será suyo" 
   Automáticamente la mano del niño cogió el reloj,  y el siervo se lo entrego diciéndole: 
¡Es tuyo!

Luego miró a todos los demás que habían quedado atónitos, observando la escena, ellos no habían reaccionado como el niño,  habían dudado, pensando en su interior:
¿Será cierto?
La demostración, que ante sus ojos se había dado "de la fe de un niño" les había demostrado  claramente el porqué el Señor Jesús los puso como ejemplo a seguir: 
“De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”
 Marcos 10:15

¡La fe glorifica al Señor! 
¡¡¡Honra a Dios!!!








¡TU HACES PARTE DE MI CORAZÓN HIJO MÍO, HIJA MÍA!

Bellísima  revelación del cielo a la niña Geraldine
"En mi sueño yo estaba en un cementerio y allí había una mesa y encima de esa mesa había un libro y ese libro se llamaba el Libro de la muerte...
...y yo veía las tumbas de muchas personas, 
y empecé a mirar ese libro, y yo veía el nombre de un hombre y estaba subrayado y yo cogí algo y comencé a tachar el nombre de esa persona y algo salió de la tierra, con unas espadas y él  quería matarme

Y con la mirada él me decía: 
"Es que si tu estas con el Señor,
 no te atrevas a estar conmigo, 
no te atrevas a acercarte" 
Pero el Señor se puso a mi lado y le dijo: “¡Atrévete a tocarla!” Y él se fue. 

Y el Señor me dijo:
  ¿Quieres ir para el cielo? 
Y yo le dije: ¡¡¡Sí!!! 

"Con esa emoción"
¡¡¡Yo quería verlo!!! Entonces subí...


...había un señor que estaba como en una recepción y me dijo:
-Muy buenos días, ¿Cuál es su nombre?
Y yo le dije: -Mi nombre es Geraldine

 -Ha sí, "el amado le está esperando en su habitación"

Cuando terminamos de hablar, 
el Señor me llevó afuera y yo veía una mesa, 

Y  alrededor de ella estaban unas sillas de oro y resplandecientes, 

Y había algo que las cubría, y era de un color blanco muy brillante, entonces en cada silla había dos ángeles...


...y después de eso el Señor les daba la orden y ellos alzaban eso que las cubría y pude ver que estaba el nombre escrito de la persona en oro...
...y él Señor empezaba a llamar a esa persona, esa persona se le acercaba al Señor...

Y él le decía: “Gracias Hija por estar aquí,
 Gracias porque yo te estaba esperando, porque tú puedes ser parte de esta mesa...



...y estar sentada conmigo 

Porque aceptaste la invitación” 

Y el Señor seguía llamando, 
hasta que llegaba a una parte donde llamaba a alguien y esa persona no estaba allí
y el Señor cada vez que pronunciaba ese nombre, cada letra, él sentía que una parte de su corazón se desgarraba...



En cada letra que decía de ese nombre, se le salían las lágrimas, y decía: 
¿Por qué no estás aquí? 
Te tenía un lugar en la mesa 
Para que te sentaras conmigo
 y hablaras conmigo y cenaras conmigo...


 
...yo te tenía un lugar 

Porque tú haces parte de mi corazón 

¿Por qué no viniste? 

Porque no aceptaste mi invitación

Y el Señor lloraba y lo decía con esa pasión, se le desgarraba el corazón...

Seguía llamando y la persona siguiente que estaba en ese lugar, se le acercaba al Señor y le secaba las lágrimas, y él le decía:

"Gracias hijo por estar aquí,  
Gracias hijo porque tú eres mi vaso
Porque puedes secarme las lágrimas,
 Gracias por estar conmigo, 

Porque tú eres digno de estar sentado aquí conmigo  en mi mesa"

 Y cuando el Señor terminaba de llamar en la mesa, me llevó a ver las moradas...
Y yo entré a las moradas,
¡Y se sentía un olor Tan grato!
¡Se sentía una paz!

Era como si el Señor nos estuviera cargando
Y el Señor me decía: "Puedes hablar conmigo si tienes algo puedes hablar conmigo...

Puedes hacer lo que quieras, 
Eres digna de estar aquí conmigo, 
Eres mi hija, eres mi hijo amado
 Yo entregue todo por ti,  
Por eso te preparé está morada... 
...porque tú eres digno de estar aquí conmigo" 
Y lo decía con amor...

Yo salí con el Señor,  
Veía los árboles, 

 
Las flores, 
y las flores cantaban 


y los árboles aplaudían con las hojas 


Y cada vez que el Señor pasaba 

ellos se arrodillaban

Las flores decían: 
PORQUE TU ERES EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE!"


¡Aleluya! ¡Señor Aleluya! 
y cantaban aún las flores

 ¡Los peces salían del agua... 


...y se le arrodillaban...
 
Y decían: "Sí Señor tú eres el Hijo 
del Dios viviente"
Hasta los peces salían a adorarle

 
Y los árboles desde su altura, se inclinaban ante el Señor, se doblaban...
Y el Señor me decía: "¡¡¡Ves!!! 
¿Por qué mi pueblo me desprecia? 
¡Si hasta lo árboles y las flores me alaban! 

¡Y MI PUEBLO ME DESPRECIA CON CUALQUIER BASURA DEL MUNDO!



Con ese dolor lo decía, se le desgarraba el corazón, él me decía:  
"Mi pueblo me desprecia 
¡¡¡POR BASURA QUE ES EL MUNDO!!!



¡EL MUNDO ES BASURA!" 

Y para cada uno de la congregación, hay una silla preparada, el único paso es 
Aceptar a Jesús en su corazón 

Porque cada uno tiene su morada, cada uno tiene su silla, 

¡PARA SENTARSE JUNTO AL SEÑOR! 

Lo único que tenemos que hacer es aceptar al Señor Jesús, arrepentirnos de todo corazón
Porque el Señor dice: 
YO QUIERO QUE MI PUEBLO ESTE CONMIGO, PORQUE SON UNA PARTE TAN VALIOSA DE MI CORAZÓN


¡¡¡SON LA PARTE MÁS VALIOSA!!! 
Y cada vez que decía algo se le desgarraba el corazón, lloraba...






domingo, 19 de marzo de 2017

¡EL LLAMADO DE JEREMÍAS!

"Antes que te formase en el vientre
te conocí,
Y antes que nacieses
 te santifiqué,
te dí por profeta a las naciones.
Y yo dije:
¡Ah! ¡Ah! Señor Jehová
He aquí no se hablar,
porque soy niño.
Y me dijo Jehová:
No digas: Soy un niño;
porque a todo lo que te envíe irás tú,
y dirás todo lo que te mande.
Jeremías 1:5-7