lunes, 29 de junio de 2015

¡LA MANSIÓN CELESTIAL!


¡Jerusalén, la Ciudad de Dios!
Nuestro Señor Jesús  nos enseña en su palabra que él ha ido a la Casa del Padre para preparar lugar para nosotros. 

Esta es su promesa: "En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, les hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros" Juan 14:2
 
La Ciudad de Dios”
¡La hermosura de esta ciudad es inigualable! 
La Biblia en el Libro de Apocalipsis nos la describe, en su hermosura, una preciosa ciudad llamada "La mansión celestial Jerusalén celestial",  Cada una de sus puertas ¡Es una "perla"!
“Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era de una sola perla
y la calle de la ciudad era de oro puro,...
...como cristal transparente”. Apocalipsis 21:21
Al apóstol Juan Dios se la mostró, él vio un trono, vio la morada de Dios, la  ciudad santa de Jerusalén y nos la describe así:
Su luz brillaba como un cristal, ¡Tanta belleza es sin igual!
Alrededor del trono había un río, de aguas cristalinas
 y al costado el árbol de la vida 

¡¡Jerusalén, la ciudad de Dios!!
¡Caminaré en tus calles de oro!
¡Ahí, iré a abrazar a mi maestro Jesús!
¡¡¡Mi amado  Jesús!!!
¡Descansaré junto al río de VIDA!
¡¡¡Ella es una Ciudad de Luz!!! 
¡Juan, vio  los Santos, alabando a Dios
Allí, en la ciudad de Dios, no hay noche, ni oscuridad pues LA PRESENCIA DE DIOS, SU GLORIA, la ilumina.
 ¡Cerca está el Día en que subiremos!
¡Los ángeles, los redimidos, alaban 
¡¡¡HOSANNA AL REY!!!
¡Hosanna en las alturas! ¡Hosanna por siempre! ¡¡POR SIEMPRE!!!

Yo quiero andar por sus calles de oro
Y quiero correr junto a ángeles mil para adorar a Dios,
Allí, descansaré a la orilla del río
en la ciudad celestial.
Juan, vio al CORDERO junto al LEÓN,
¡Yo quiero ir, hacía aquella ciudad para adorar por la eternidad a Dios

¡¡¡En la Nueva Jerusalén!!!
Desde ese hermoso lugar Dios envió a su Hijo amado Jesús, a la tierra para enseñarnos la voluntad del Padre, y para ofrecer su Vida por amor a nosotros, Él murió para darnos salvación y vida eterna.
La Biblia nos relata que cuando sus discípulos trataban de que los niños no se le acercasen, Él pidió que dejaran a los niños venir a Él, para bendecirlos, ¡Tú eres muy importante para Dios!
Ahora, también Él te está llamando, a ti, para que vengas a Él, y lo aceptes en tu VIDA como TU SALVADOR
                ¡¡¡VEN A ÉL!!!
Ven en arrepentimiento de todos tus pecados a Jesús, confiésale todo lo malo que has hecho, Él te perdonará, Recibirás la bendición de Dios ¡LA SALVACIÓN, Y LA VIDA ETERNA! 
¡Sólo en Jesús está tu salvación!
 ¡Acéptalo como tu Salvador! Puedes hacer esta oración:
"Amado Señor Jesús, creo en ti, y hoy te acepto como mi Salvador, sé que sufriste y moriste para darme el perdón de mis pecados, te doy las gracias por tu amor, lávame con tu sangre preciosa, y escribe mi nombre en el Libro de la Vida. Lléname de tu Santo Espíritu

Sí has hecho esta oración, ¡Hay una alegría grande en los cielos! 
Ahora eres un Hijo de Dios, limpio por la sangre de Jesús, tu oración, que es la comunicación permanente con Dios sube al cielo ¡Cada vez que oras! 

Él te ayudará en todo momento, si mantienes viva esa comunicación.
 Lee tu Biblia, las enseñanzas de Jesús, apártate del pecado, y pon en practica lo que estas aprendiendo de Dios, esa obediencia Él, la llama "SANTIDAD", y sin ella no VEREMOS A DIOS, PORQUE ÉL ES SANTO.  ¡SIN SANTIDAD NO ENTRAREMOS AL CIELO!
La venida del Señor Jesús está cerca, el vendrá a llevarnos a la Mansión celestialnuestros cuerpos se transformaran en cuerpos de gloria y esplendor, y con él entraremos a ese hermoso lugar PARA MORAR CON Él en  la Ciudad de Dios.
¡Con Jesús entraremos a la mansión celestial!
¡Sin Jesús, solo hay condenación, muerte y dolor!
 ¡Solo ÉL es la puerta para ENTRAR AL CIELO!


(Queridos Padres, queridos niños el diseño de las letras a colores del blog, corresponden al modelo que nuestro amado Jesús nos dio a través del Espíritu Santo, en una visión, así, con los colores del arco iris que un día le mostró a Noé y a su familia en el firmamento, como una señal del pacto entre Dios y la humanidad, para que nunca más la tierra sea destruida por las aguas)