"Hubo una ocasión en que luego del termino de una vigilia, orando, gimiendo, llorando...
...me recosté y sentí cuando me arrancaron y volé por el techo de mi casa para arriba y cuando vengo a ver estaba parado en un lugar
¡De lo mas bello que yo jamás
he visto en mi vida!
Yo miraba y veía tanta gente de blanco hablando unos con otros.
Yo los veía, pero ellos no me podían mirar a mí, y yo sabía que estaba en
"EL PARAISO"
Y exclame ¡¡¡Señor!!!
¡Qué cosa linda ahí!
Y hablaban y caminaban, y se movían vestiditos de blanco todos, con aquellos rostros de alegría,
pero de pronto, se quedaron ¡Todos quietos! ¡Miles de personas!
y señalaron para arriba
Él Señor venía descendiendo de arriba...
…a estar un rato con ellos,
¡A visitar su gente!
Después, cuando yo oraba por esa experiencia el Señor me decía:
"Mi siervo es igualito, cuando Adán y Eva estaban en inocencia y estaban
en el Jardín del Edén, un tipo del Paraíso
y yo descendía de arriba y estaba con ellos
y tenía comunión con ellos,
El pecado es como una pared que separa al hombre de Dios, por eso es que la Biblia dice que Dios no oye al pecador, y que él está de espalda a los pecadores...
y el Señor le puede gritar:
"¡Hijo mío!
¡Gracias por entregarme tu corazón!"
¡Bendito sea el Señor Jesús!
Quiere decir que los que están en el paraíso, continuamente viene Dios ha visitarlos, y habla con ellos, y está ahí gozándose con ellos..."
(Experiencia que Dios le dio a su siervo Yiye Avila en el Paraíso)