La inmensa misericordia de Dios
Dios desde la eternidad, miro un día a la gran ciudad de Nínive, llena de violencia y maldad,
¡Cuánto entristece niños esta conducta
al corazón de Dios!
Porque nos creo para vivir cerca de Él
Pero la maldad nos separa de Dios.
¡Él tiene tanto amor para dar a cada ser humano en la tierra! Para darte a ti precioso niño, preciosa niña porque ustedes están en el corazón de Dios de una forma muy especial
Anhela tanto poder abrazarnos, perdonarnos, levantarnos
mostrarnos todas
las lindas bendiciones que él
ha preparado para nosotros
¡Ese es el anhelo de Dios!
Por ello, por su gran amor, preparó una misión grande y hermosa para volver el corazón de los hombres de la ciudad de Nínive, hacia Él y eligió como su vocero a su siervo Jonás, y un día le habló así:
“Levántate, ve a Nínive,
la gran ciudad,
y proclama contra ella,
porque su maldad
ha subido hasta mí."
Y Jonás, en vez de obedecer e ir a Nínive se levantó y descendiendo a Jope, encontró un barco que iba a Tarsis, y allí se subió...
Pensó que así podría huir de Dios,
¡Cuán equivocado estaba niños!
veamos lo que pasó:
En medio del mar se desató una inmensa tempestad tan feroz que el barco de madera estaba a punto de romperse...
Todos estaban muy asustados y pedían a sus dioses falsos por ayuda y misericordia, más la tormenta no cesaba, temían ya por sus vidas, no querían morir,
el capitán del barco vio a Jonas y acercándose le dijo:
¿Cómo es que estás durmiendo?
¡Levántate, invoca a tu Dios!
Quizás tu Dios piense en nosotros
y no pereceremos.
Jonas se percató del gran peligro en que todos estaban
y supo que todo se debía a su desobediencia
varios pasajeros rodearon a Jonas y él comenzó a decirles: Soy hebreo, y temo al Señor Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra... comenzó a contarles todo,
los hombres se atemorizaron en gran manera y le dijeron:
¿Qué es esto que has hecho?
Porque ellos sabían que él huía de la presencia del Señor, por lo que él les había declarado. Entonces le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se
calme en torno nuestro? Pues el mar se
embravecía más y más.
Y él les dijo: Tómenme y láncenme al mar, y el mar se calmará en torno vuestro, pues yo sé que
por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros.
Los hombres se pusieron a remar con afán para volver a tierra firme, pero no pudieron, porque el mar
seguía embraveciéndose contra ellos.
Entonces invocaron al Señor,
y dijeron: Te rogamos, oh Señor, no permitas que perezcamos ahora por causa de la vida de este
hombre, ni pongas sobre nosotros sangre inocente; porque tú, Señor,
has hecho como te ha placido.
Tomaron, pues, a Jonás
y lo lanzaron al mar;
y el mar cesó en su furia.
Y aquellos hombres temieron en gran manera al Señor;
ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos.
"Y el Señor dispuso un gran pez que se tragara a Jonás;
y Jonás estuvo en el
vientre del pez tres días y tres noches.
Entonces oró Jonás al Señor su Dios desde el vientre del pez, y dijo:
"En mi angustia clamé al Señor,
y Él me respondió.
Desde
el seno del Seol pedí auxilio,
y
tú escuchaste mi voz;
pues me habías echado a lo profundo,
en
el corazón de los mares,
y
la corriente me envolvió;
todas
tus encrespadas olas
y tus ondas pasaron sobre mí.
Entonces dije: “He sido expulsado de
delante de tus ojos; sin
embargo volveré a mirar hacia tu santo templo.
Me rodearon las aguas hasta el alma,
el
gran abismo me envolvió,
las
algas se enredaron a mi cabeza.
Descendí hasta las raíces de los montes,
la
tierra con sus cerrojos me ponía cerco para siempre;
pero
tú sacaste de la fosa mi vida, oh Señor,
Dios mío.
Cuando en mí desfallecía mi alma,
del Señor me acordé;
y
mi oración llegó hasta ti,
hasta
tu santo templo.
Entonces el Señor dio orden al pez,
...y éste vomitó a Jonás en tierra firme.
Vino palabra del Señor por segunda vez a Jonás,
diciendo:
Levántate,
ve a Nínive, la gran ciudad,
y proclama en ella
el mensaje que yo te diré.
Y Jonás se levantó y fue
a Nínive conforme a la palabra del Señor
Y Nínive era una ciudad sumamente grande, de un recorrido de tres días.
Jonás comenzó a recorrer la ciudad camino de un día, y
proclamaba, diciendo: Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada.
Y los habitantes de Nínive creyeron en Dios, y
proclamaron ayuno y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor
de ellos.
Cuando
llegó la noticia al rey de Nínive, se levantó de su trono, se despojó de su
manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.
Hizo a su vez proclamar y anunciar en Nínive, por decreto
del rey y de sus grandes, diciendo:
Ni hombre ni bestia, ni buey ni oveja
prueben cosa alguna; no pasten ni beban agua,
sino cúbranse de cilicio
hombres y animales,
y clamen
a Dios con fuerza,
y vuélvase cada uno de su mal camino y de la
violencia que hay en sus manos ¡Quién sabe!
Quizá Dios se vuelva,
se arrepienta y
aparte
el ardor de su ira,
y no perezcamos.
Y vio Dios sus acciones, que se habían apartado de su mal camino;
entonces se arrepintió Dios del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.
Pero esto desagradó a Jonás en gran manera, y se enojó.
Y oró al Señor, y dijo: ¡Ah Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando aún estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, porque sabía yo que tú eres un Dios clemente y compasivo lento para la ira y rico en misericordia, y que te arrepientes del mal con que amenazas.
Y ahora, oh Señor, te ruego que me quites la vida, porque mejor me es la muerte que la vida.
Y el Señor dijo: ¿Tienes acaso razón para enojarte?
Entonces salió Jonás de la ciudad y se sentó al oriente de la misma. Allí se hizo un cobertizo y se sentó bajo él a la sombra, hasta ver qué sucedería en la ciudad.
Y el Señor Dios dispuso que una planta creciera sobre Jonás para que hiciera sombra sobre su cabeza y lo librara de su incomodidad. Y Jonás se alegró grandemente por la planta.
Pero Dios dispuso que un gusano
al rayar el alba del día
siguiente
atacara la planta,
y ésta se secó.
Y sucedió que al salir el sol, dispuso Dios un sofocante viento
solano, y el sol hirió la cabeza de Jonás y él desfallecía, y deseaba con toda su alma morir, diciendo: Mejor me es la muerte que la vida.
Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tienes acaso razón para enojarte
por causa de la planta? Y él respondió: Tengo razón para enojarme hasta la
muerte.
Y dijo el Señor: Tú te apiadaste de la planta por la que no trabajaste ni
hiciste crecer, que nació en una noche y en una noche pereció,
¿y no he de apiadarme yo de Nínive, la gran ciudad, en la que
hay más de ciento veinte mil personas que no saben distinguir entre su derecha y su izquierda, y también muchos animales?
Los niños tienen un lugar muy especial, en el corazón de Dios. Él los ama mucho...pues son "el mayor tesoro" que Dios tiene en la tierra